VIDEOS. El TERREMOTO en Turquía y Siria ya suma más de 5 MIL MUERTES
Adana es la terminal del dolor. Aquí empieza la mayor tragedia turca en lo que va de siglo. Aquí desembocan parientes descompuestos, llegados de toda Turquía, tras recibir, apenas unas horas antes, la peor de las noticias. A saber, que el devastador terremoto de la madrugada no pasó de largo.
Personas como Suleyman, taciturno durante el vuelo, al lado de su hermano. “Hemos perdido tres primos en Alejandreta, uno de ellos con dos bebés. Se les cayó el edificio encima mientras dormían”.
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Un drama descomunal que queda reducido a una gota de agua entre los más de 5 mil cadáveres recuperados hasta ahora bajo los escombros, entre Turquía (3.549) y Siria (1.602). A los que hay que sumar una cifra de heridos no menos sobrecogedora, 20.426, solo en Turquía, según el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan. En Siria la cifra de heridos ya supera los 3 mil 600.
La solidaridad con Turquía tras el terremoto que ha provocado la muerte de miles de personas es masiva. Tanto que no dejan de llegar voluntarios de todo el mundo para intentar ayudar en lo que puedan. Miles de personas han abarrotado el aeropuerto de Estambul. Quieren trabajar en los rescates en las ciudades más golpeadas por el seísmo. Son muchos los gobiernos internacionales que han movilizado ayuda para Turquía y Siria.
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Solo en Turquía se han desplomado como castillos de cartas 5 mil 775 edificios, en un primer recuento. Sepultando a un número varias veces mayor de víctimas, si bien al menos 6 mil 445 han podido ser rescatadas. Entre ellas, dos niños pequeños en Kahramanmaras, imagen emotiva de una jornada de pesadilla.
My sympathies to the people of Turkey who suffered in the horrible earthquake. It is a devastating tragedy. pic.twitter.com/Dn7ErruNfx
— Anton Gerashchenko (@Gerashchenko_en) February 6, 2023
La desgracia ha echado los dados sobre una extensión descomunal, y ha devastado ciudades separadas por cientos de kilómetros, en el sudeste turco. Erdogan declaró este martes el estado de emergencia durante tres meses en las 10 provincias castigadas, en el sur del país, y declaradas zona catastrófica. Ankara planea abrir hoteles en el centro turístico de Antalya, al oeste, para albergar temporalmente a las personas afectadas por los terremotos.
Los hospitales turcos se han visto inundados por más de 14 mil heridos
“Mi madre y mi hermana se han salvado”, confiesa aliviado Suleyman. “Saltaron de la cama a las cuatro de la madrugada, por el temblor, y ya no volvieron a entrar en casa. Muchos vecinos, sí, se confiaron, y a las diez de la mañana el edificio de siete plantas se derrumbó. Están todos muertos”.
El ambiente del vuelo es fúnebre, pero podría ser peor. El retraso del avión casi sabe a gloria, porque la mitad de los vuelos nacionales no salieron ayer de Estambul, en la tormenta perfecta. Amenaza de nieves en origen y los efectos de los temblores en varios de los destinos.
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Adana es la sala de descompresión, antes de llegar al corazón de las tinieblas, donde no hay aeropuerto que haya resistido. Ni en Kahranmaras, ni en Gaziantep, ni en Hatay.
#Earthquakes in #Turkey: In the town of Elazig, Turkey, the collapse of a multi-story building was appreciated. It is unknown if there were people inside it - Record of the 7.5 Mw earthquake (2nd Event) - #TurkeyEarthquake #deprem #tremor
— Cassandra Maggio ⭐️⭐️⭐️ (@KassandraPlay) February 6, 2023
#Sismo pic.twitter.com/GvJ8hgeC9o
A Adana es donde empezó a llegar ayer la ayuda internacional, con España entre los más mañaneros, con dos equipos con perros. Setenta países han ofrecido asistencia en las operaciones de búsqueda y rescate. Y de aquí parten los numerosos autobuses fletados por los gobiernos provinciales, como el de Hatay, para los familiares.
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“Primero bajaremos en Alejandreta, para visitar a otros primos heridos”, explica el hermano de Suleyman. A la señora mayor del asiento de enfrente, que dormita con un pañuelo de camuflaje, junto a su marido, le ha tocado una desgracia mayor. “Ha perdido a su hermano”.
La desgracia es relativa. La de Adana bastaría para llenar titulares, en otras circunstancias. “Aquí se han hundido quince edificios, y han muerto sesenta personas, con centenares de heridos”, informa el taxista. Apenas una nota a pie de página en el festival de horror –7,8 en la escala de Richter– que se desencadenó a las 4.17 horas.
El último gran terremoto, en 1999, sirvió para endurecer las medidas antisísmicas
Al identificar a este enviado, un hombre exclama: “La televisión turca nos engaña. Por la tarde todavía hablaban de cientos de muertos cuando aquí todos sabemos que son miles”.
Sin embargo, Erdogan ha terminado con los paños calientes al decretar siete días de luto y reconocer que se trata “del mayor desastre desde el terremoto de Erzincan de 1939”. Sugiriendo así que se podrían rebasar los más de 17 mil fallecidos en el seísmo de Izmit de 1999.
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Todas las competiciones deportivas han quedado suspendidas hasta nueva orden. Los escolares turcos, que ayer debían volver a las aulas tras las vacaciones de invierno, sumarán una semana más de fiesta.
La Organización Mundial de la Salud ha lanzado un pronóstico parecido al de Erdogan. “Hay un potencial continuo de desmoronamientos y las cifras finales de víctimas suelen multiplicar por ocho las iniciales.”
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Hacia ahí apuntan las imágenes apocalípticas que llegan de algunas avenidas de Kahranmaras o del frente fluvial de Antioquía. En el primer caso, podría decirse que el terremoto golpeó dos veces, puesto que entre las 145 réplicas hubo una, pasado el mediodía, de magnitud 7,6. Otro temblor, de menor magnitud (5,7), se sintió en el este del país, sobre las 11 horas de este martes.
Aunque las montañas de cascotes en varias capitales provinciales bastan para desbordar la cobertura de las televisiones, la devastación alcanza a cientos de ciudades y pueblos a los que jamás llegará un micrófono.
Solo en Turquía, el temblor derrumba 5 mil 606 edificios
La propia Adana, la antesala, es una ciudad de luto y en semipenumbra, con la mayoría de comercios y supermercados cerrados por la tarde. Si bien en Adana no hace tanto frío como en algunas de las localidades más afectadas, aquí y allí se ven personas mayores arremolinadas alrededor de fogatas, que se resisten a volver a sus casas. En una oscuridad y un silencio impropios de una ciudad de este tamaño, flota el miedo.
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En otras ciudades se acumulan los testimonios. Mustafá, un fotógrafo sirio en Gaziantep, la ciudad de los pistachos, bajó corriendo con su mujer y sus dos hijas pequeñas cuando todavía era noche cerrada, por la tremenda sacudida. Durante dos horas, estuvieron descalzos y en pijama bajo la nieve, como otros vecinos atemorizados.
La cuasi mediterránea Adana es la más occidental de las diez provincias turcas gravemente afectadas (de un total de 81). Las fallas sísmicas no entienden de fronteras y las provincias sirias de Alepo, Hama o Latakia también han lamentado más de seiscientos muertos. En Idlib, fuera del control de Damasco y más cerca del epicentro, la cifra podría ser incluso superior.
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El temblor se sintió desde Chipre hasta El Cairo, pasando por Beirut y zonas de Irak. Pero las ofertas de apoyo y solidaridad con Turquía están llegando desde mucho más lejos. A nadie se le escapa que el país que mejor había maniobrado para propiciar la negociación entre los beligerantes en Ucrania y librarse a su vez de los peores efectos secundarios de la guerra en su vecindario se ve ahora devastada por una calamidad mayúscula.
Las temperaturas nocturnas bajarán de cero en la mayor parte de las zonas afectadas, pero el calor del apoyo internacional no pasa desapercibido.
El terremoto de magnitud 7,8 ha tenido 145 réplicas
Luego habrá tiempo de discutir, una vez más, si Turquía puede permitirse o no las medidas antisísmicas de un país rico como Japón. O al revés, si puede permitirse no adoptarlas, a sabiendas de que un gran terremoto en Estambul –16 millones de habitantes– está fuera de duda, aunque la fecha sea impredecible.
El terremoto de Izmit ya sirvió para endurecer las medidas antisísmicas, la utilidad de las cuales se demuestra en que la mayor parte de los edificios que se desmoronan tiene más de 25 años.
*BC