Jesús, relevo de Rosario
Tras un sinnúmero de tropiezos, Rosario Robles dejó la prisión y se fue a su casa. encarcelada desde agosto de 2019, acusada de ejercicio indebido del servicio público, su proceso ha sido cualquier cosa, menos debido.
Los astros le sonrieron finalmente y llegó el cambio de medida cautelar, por lo que dejó el penal de Santa Martha Acatitla de la Ciudad de México.
Ahí está latente esa bomba de relojería que apunta hacia Emilio Zebadúa y una pequeña pero eficiente célula que se ha mantenido en el silencio.
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Pero, como en el gobierno federal todo tiende a convertirse en un circo en el peor de los términos, llegó la penosa detención de Jesús Murillo Karam. No pocos han sido los analistas que se han concentrado en la cara de vergüenza de los agentes que lo detuvieron y no en los delitos que se le imputan más lo que se vayan imaginando en el camino sus perseguidores.
Con la ayuda del doctor Mauricio Saldaña, y lo publicado en otros momentos por el reportero, se apuntan algunos elementos de relevancia sobre el tema de la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, supuesto motor para detener a Murillo Karam.
Para acudir a las manifestaciones organizadas por MORENA, PRD, PT y distintas organizaciones clientelares programadas para el 2 de octubre de 2014 en la Ciudad de México, un grupo de estudiantes de la “Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Raúl Isidro Burgos”, optó por secuestrar unidades de transporte.
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Algunos sobrevivientes a la matanza han dicho que viajaron a Iguala el 26 de septiembre para tomar otros autobuses, lo cual lograron solo en parte, uno de los operadores se resistió cerrando las puertas de su unidad y se dirigió a la central camionera, avisando al supervisor de turno, quien a su vez se comunicó con la policía municipal.
En esa noche del 26, el alcalde perredista de Iguala, José Luis Abarca Velázquez, casado con María de los Ángeles Pineda, directora del Sistema Municipal para el Desarrollo Integral de la Familia, DIF, atendía a sus invitados a una fiesta para celebrar su informe anual.
En ese momento, inició el desastre, considerando en todo momento que la esposa de Abarca ya pretendía ser la próxima alcaldesa de Iguala.
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Tras el fracaso del autobús que no pudieron llevarse y que salió rumbo a la central camionera de Iguala, los estudiantes obligaron al chofer del camión que sí secuestraron a que se dirigiera a Ayotzinapa, tomando una avenida que los pasaría a una calle de distancia del salón adonde se celebraba la fiesta de los Abarca.
El jefe de la policía municipal Francisco Salgado Valladares y el alcalde se comunicaron por teléfono. Abarca temía que una pandilla de roba-autobuses se bajara de la unidad y echara a perder el festejo que se llevaba a cabo.
Así que, la orden de Abarca fue impedir que los estudiantes se acercaran al evento. Así fue: fueron parados en seco a menos de tres calles de donde se llevaba a cabo la fiesta del DIF.
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De acuerdo con las declaraciones ante Ministerio Público, el primer ataque de los policías se dio alrededor de las 21:30 horas cuando, en la esquina de las calles Juan N. Álvarez y Periférico Norte, los alumnos bajaron de los autobuses para enfrentar a los policías que les cerraron el camino.
A segundos de que uno de los alumnos golpeó a uno de los policías, un número no determinado de policías municipales de Iguala dispararon al agresor, matándolo al instante. Desconcertados por los disparos, los estudiantes se dispersaron: algunos se metieron en el autobús robado; otros huyeron por las calles de Iguala.
En esos momentos, varios estudiantes se comunicaron por teléfono celular a otros más que se encontraban en Ayotzinapa. Éstos se prepararon y salieron en un convoy de camionetas.
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Alrededor de las 23 horas de la noche del 26, llegó a Iguala el convoy y se encontraron con que algunos de sus compañeros habían sido detenidos por la policía local, pero la mayor parte de ellos había desaparecido.
Para entonces, ya había hecho acto de presencia la CETEG que lanzó avisos a medios afines. En ese momento se presentó un grupo armado con AK47 y AR15, que se dedicó a disparar a estudiantes y gente de “apoyo” de la CETEG. Ahí murieron por los menos dos estudiantes y una docena quedó herida.
Simultáneamente, a la salida de Iguala en la autopista a Chilpancingo, otro grupo armado disparó contra un autobús que transportaba a los integrantes del equipo Avispones de Chilpancingo de la tercera división del fútbol nacional.
En este ataque fallecieron un jugador, el chofer del autobús y la pasajera de un taxi que pasó por la zona de fuego. El equipo de fútbol había sido confundido como otro autobús del convoy de apoyo de los estudiantes.
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El 29 de septiembre, Abarca señaló que él había ordenado a la policía detener a los estudiantes porque pensaba que arruinarían la fiesta del DIF que celebraba con su esposa.
Pasaron ocho días para que la federación se espabilara. Ángel Aguirre se aferraba a que era un delito de poca importancia. Y dijo que no renunciaría. Abarca seguía siendo protegido por Aguirre. Si el segundo no renunciara, el primero seguiría firme.
Doce días después, la PGR detuvo en Cuernavaca a Osvaldo y Miguel Ángel Ríos Sánchez, operadores de Ángel Casarrubias Salgado, líder de “Guerreros Unidos”, grupo criminal del Cártel de los Beltrán Leyva en esa zona de Guerrero.
Diecisiete días después de la matanza, el procurador federal Jesús Murillo Karam, informó entre otras cosas que: “Los primeros informes reportaron la desaparición de 57 estudiantes de la Escuela Nacional Rural de Ayotzinapa presuntamente atacados y secuestrados por policías municipales de Iguala (…) Ese mismo día, se señaló al presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, como presunto autor intelectual de las desapariciones forzadas y como el responsable de dirigir desde un radio a fuerzas policíacas del estado para proceder con los actos del 26 de septiembre”.
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“El día 8 de octubre fueron detenidos en Cuernavaca Osvaldo Ríos Sánchez y su hermano Miguel Ángel, sospechosos de haber participado en la desaparición. Los hermanos Ríos Sánchez confesaron su involucramiento y el haber estado bajo las órdenes de Ángel Casarrubias Salgado, uno de los líderes de Guerreros Unidos. Al día siguiente la PGR encontró otras 4 fosas con ocho cadáveres en total en el paraje de La Parota, en la localidad de Pueblo Viejo, Guerrero. Sin embargo, estos hallazgos tampoco correspondían con los 43 normalistas desaparecidos”.
“Aparentemente elementos de la Policía de Iguala, tras arrestar a los 43 estudiantes desaparecidos, siguieron instrucciones de Abarca y entregaron a los detenidos a oficiales de la Policía del vecino municipio de Cocula. A su vez, estos policías de Cocula procedieron a entregar a los estudiantes a miembros del cártel de los Guerreros Unidos”.
Hasta aquí parte de la versión de los dichos del entonces procurador Murillo Karam.
A la fecha, los elementos señalan que: los policías municipales fueron los operadores del levantón de los estudiantes y los entregaron a integrantes de “Guerreros Unidos”. Se tiene firme la especie de que Ángel Casarrubias Salgado dio la orden de matar a los estudiantes, al confundirlos con personal de “Los rojos”, sus enemigos jurados.
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Según informes de Inteligencia, Abarca vendía sombreros de palma en un mercado de Iguala, hasta 2008 y tenía influencia en la zona que ofrecía su mercancía, hasta que se cruzó en su camino Lázaro Mazón, quien le ofreció la candidatura a la alcaldía de Iguala.
Mazón buscaba un “Juanito”, en el entendido que el hermano de Mazón, Luis, quedó como suplente de Abarca. Pocos se imaginaron que Abarca ganaría. Lázaro Mazón fue un serio aspirante a candidato perredista para gobernar Guerrero, protector de Abarca y el más notable hombre de López Obrador en dicho estado.
Médico, ex alcalde de Iguala (en dos ocasiones), fue presidente de una organización que agrupa a los presidentes municipales emanados del PRD en el país y, en 2003 fue reconocido como el mejor alcalde de México por su gestión a cargo del programa Hábitat.
Sin Mazón, López Obrador no habría tenido un operador político confiable en Guerrero.
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Si realmente quisieran saber cosas que no se conocen, las autoridades federales deberían platicar con Mazón.
Murillo Karam no es precisamente el más indicado para responder a las conexiones de la izquierda con la delincuencia organizada en Guerrero.
Por lo pronto, Rosario Robles tuvo relevo en prisión.
Y poco más de eso.
De las anécdotas que se cuentan
La Organización Mundial de la Salud declaró al brote de la viruela del mono, una emergencia de salud pública, con más de 20 mil casos en todo el mundo. Pero, los medios especializados han alertado de un padecimiento más inquietante: no escuchar a los científicos.
En un mundo en el que se desdeña a los expertos, hay que prestar atención al caso del profesor Dimie Ogoina, investigador en la Universidad del Delta del Níger de Nigeria, quien dio la voz de alarma de este padecimiento, desde septiembre de 2017. Y nadie le hizo caso.
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El experto ha documentado que un día de ese mes, se presentó en su clínica un chico de escasos 11 años, con sarpullido en la piel y llagas dentro de la boca. Inquieto, el médico hizo distintas pruebas y nada salía positivo.
Cuando se puso a meditar sobre otras causas que pudieran explicar el padecimiento del menor, se revolvió entero al sospechar que en realidad estaba infectado con algo claramente extraño, de mínima ocurrencia, la viruela del mono.
Los estudios focalizados confirmaron que el menor estaba infectado. Y de ahí, inició un largo caminar del profesor Ogoina, intentando ser escuchado en distintos foros de su país, para posteriormente aventurarse desde su modesta clínica, hacia el mundo.
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Nadie le hizo caso.
Peor aún, Ogoina fue el primero en sospechar que la transmisión no solo se daba en la forma tradicional, sino que también se estaba propagando a través del contacto sexual. Le fue peor: de plano, lo censuraron en su país.
Tal vez la enseñanza del profesor Ogoina se aplique con nitidez en México, adonde los científicos y eruditos son claramente menospreciados en un ambiente que todo lo politiza y lo intenta explicar con complots.
El aprendizaje ahí está.
Ahora, hay que emplearlo en provecho de nuestro país.
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*ARD