El jueves 29 de septiembre, Carlos Loret de Mola divulgó que había recibido un alud de documentos confidenciales del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, por parte de un grupo de hackers, conocidos como “Guacamaya”.
En estricto sentido, la filtración de los datos proviene de los sistemas informáticos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), no de las demás dependencias de su administración.
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Algunos medios se encargaron de hacer que la filtración de “Guacamaya” fuera equiparable a lo que alguna vez hizo Julian Assange y que éste sí, puso a temblar al mundo entero, presentando toda clase de pifias y escándalos que revelaron cómo se toman las decisiones en los principales núcleos del poder global.
A lo anterior, hay que agregar un detalle: “Guacamaya” no los puso en un sitio adonde cualquier persona puede entrar y consultar los documentos, como es el caso de lo filtrado por Assange.
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En el caso de la Sedena, “solo está permitido para periodistas”.
El desvarío de “Guacamaya” es evidente. Los documentos de Assange han sido consultados por miles de expertos en todo el mundo y no pocos de esos han terminado por ser materiales para estudiantes de posgrado.
filtración a la Sedena no parece ni remotamente apuntar hacia esa dirección.
Si lo filtrado queda como un producto que solo pueden divulgar algunos periodistas, se crea un cerco informativo similar al que se quejan esos mismos personajes.
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Habrá que ver cada semana una nueva revelación que marcará las tendencias en redes sociales. Y no más.
Ahora van dos filtraciones: “El Culiacanazo” y la salud del presidente López Obrador.
El mandatario descartó ayer domingo que vaya a haber alguna investigación y sanción por el hackeo que sufrió la Secretaría de la Defensa Nacional por parte del grupo “Guacamaya”.
En entrevista con reporteros de la fuente presidencial al finalizar la inauguración de la sucursal del Banco del Bienestar en Mitla, Oaxaca, el jefe del Ejecutivo federal fue interrogado por el tema.
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- “Presidente, ¿habrá investigación y sanción por el hackeo?”-.
- “No”-, dijo.
- “¿No se va a investigar el hackeo?, ¿no se va a investigar sancionar a nadie?”-.
“No, yo soy partidario que no, la gente sanciona y no les gustan esas cosas”, respondió.
A este paso, un día será noticia la receta de los tamales de chipilín o la rifa del avión presidencial.
De las anécdotas que se cuentan
Desde Palacio Nacional salió la instrucción, en marzo de 2023 arrancarán, con todo lo que implica, las sucesiones para 2024.
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La primera será la presidencial y se estima que se conocerá el nombre del candidato o la candidata en octubre.
Lo de ahora, en la presidencial y las locales, son escarceos, sólo eso.
Los tiempos mandan, porque la elección será el primer domingo de junio de 2024 y la toma de posesión el uno de octubre de ese año.
Los ojos del presidente López Obrador y de los dirigentes de Morena estarán atentos a todo lo que pase a partir de esa fecha, entonces no habrá ni perdón ni olvido para los precandidatos.
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*ARD