La película de “Top Gun: Maverick” encierra un trasfondo que pocos han llevado a la mesa de análisis. La producción es más que una simple secuela, pues rompe con dos fenómenos que han obstaculizado a los estadounidenses durante la última década: la decadencia y la brecha optimista.
Comencemos con el primero: la percepción de decadencia social. Esto es un fenómeno que experimenta la sociedad cuando manifiesta formas de estancamiento económico, esclerosis institucional y repetición cultural.
Por otro lado, después de cuatro años de gobierno de Donald Trump, de dos años de pandemia causada por el covid-19, de múltiples agitaciones sociales. Por ello, una gran cantidad de estadounidenses se encuentran desesperados.
Ahora bien, una década siempre es más que sus significados culturales, pero uno podría ser acertado por pensar que la década de 1980 está de regreso: política inflacionaria, mercados financieros inestables y conflictos bélicos.
A primera vista, pareciera una continuación de los ritmos narrativos y emocionales de “Top Gun” de 1986. No obstante,a diferencia de la película de hace 36 años, hay una clara tensión dramática dentro de la película que revela el incontenible deseo por algo nuevo.
La primera película “Top Gun” no se dedicó a los combates aéreos, sino al romance y los dramas sobre el terreno de sus diversas estrellas jóvenes. No obstante, en “Top Gun: Maverick” la vida íntima de los jóvenes pasa a un segundo plano.
La nueva película transmite una tendencia que se ha intensificado en el último cuarto de siglo: la perspectiva con la notable sobriedad que tienen los estadounidenses de sus valores y futuro como sociedad.
En el mundo de “Top Gun: Maverick”, todo está bien. Sí, hay familiares muertos, ambiciones frustradas y roces personales, pero al final del día se hace la paz y con todos, y en un patio trasero de California.
La geopolítica de “Top Gun: Maverick” es el hilo conductor. La política social ya es un asunto relajado: las mujeres vuelan aviones al igual que los hombres, todo el mundo tiene dinero, y la diversidad racial se ha logrado armoniosamente.
“Top Gun: Maverick” crea un espacio ficticio colectivo donde los estadounidenses pueden sentirse bien sin complicaciones acerca de su identidad o iconografía compartida. Además, al final de la película, los pilotos cumplen exitosamente la misión y se vuelven héroes nacionales.
Ni “Top Gun: Maverick” ni su predecesora se relacionan directamente con la vida o la política estadounidense de manera significativa; pero, así como la primera película cristalizó el fervor patriótico de la era Reagan, esta cristaliza el latente deseo de cambio.
Este cambio hace referencia a una renovación de optimismo cultural estadounidense, en donde la sociedad deje atrás sus prejuicios más oscuros como la discriminación racial. Este cambio está acompañado de un deseo profundo de reconciliación social.
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